Personalmente, veo las dos opciones muy factibles. Pero mucho más la primera de ellas: ETA estaba intentando esto mismo desde hace meses. La caravana de la muerte del año pasado llevaba dos
furgonetillas llenas de explosivos a Madrid con la potencia suficiente para tirar la Torre Picasso. La estación de Chamartín, en Navidad, podría haber sido un inútil precedente a la de Atocha del día 11. La furgoneta que detuvieron en Cuenca la semana pasada llevaba 500 kg de explosivos.
Por lo tanto, incluso aunque al final hayan sido los buenos musulmanes los que hayan puesto esas mochilas bomba en tres trenes de cercanías, no me tendría que tragar nunca estas palabras. Si ETA no ha sido, ETA también lo prentendía.
He recibido una crítica sobre mi comentario «en caliente» que puse sobre el atentado del otro día.
Un vasco me dice que se ha ofendido leyéndolo:
Que te crees ¿que sabemos quienes son pero no lo decimos por que son «nuestros chavales»?
Este comentario me ha parecido una grandisima falta de respeto
A mí lo que me parece una falta de respeto es que un terrorista nada arrepentido, como Josu Ternera, imputado por la masacre de Hipercor, haya formado parte de la Comisión Pro-Derechos Humanos del
País Vasco durante 2 años, con el beneplácito del Partido Nacionalista Vasco y de EA.
Me parece una gran falta de respeto que un conjunto de personajes pro-etarras (cuando no etarras mismos) sigan mamando de las arcas públicas del estado porque un ex-consejero del Interior vasco, hoy presidente del parlamenteo, se piensa que así defiende la voluntad del pueblo vasco.
No sé si este vasco ofendido formará parte del 10% pro-etarra, del 40% nacionalista o del otro 50%. Mis palabras van especialmente dirigidas a ese 40% nacionalista. No por el hecho de ser nacionalista,
sino por el hecho de estar amparando con su voto a unos personajes que amparan, a su vez, a un conjunto de pro-etarras, cuando no etarras mismos.
Sólo pido una apertura de mente sobre el «problema vasco»: no son un pueblo oprimido. Mientras exista ETA, toda España es un pueblo oprimido.
El primer problema vasco no es el Plan Ibarretxe, o el nacionalismo contra estatalismo. Es ETA. Lástima que el espíritu de Ermua se haya difuminado tanto. Tantísimo.