«Estás comiendo a dos carrillos, y no te llamas Santiago». Esta era una de las frases que soltaba «Maxi superlujo» en su restaurante/bar situado en la calle Santiago de Madrid (altamente recomendable, por otra parte, ya que aunque el menú del día sólo cuesta 6 euros, no he comido chuletones de ternera más sabrosos ni más grandes en ningún otro restaurante o bar de Madrid).
Esta frase me ha venido a la memoria al ver en el periódico de hoy la noticia del revuelo que se montó ayer en el nombramiento de Don Santiago Carrillo como Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid.
Si bien es cierto que el Sr. Carrillo fue una persona clave para conseguir el retorno a la normalidad democrática de la transición, también es verdad que esta persona fue responsable de una de las matanzas más crueles de la guerra civil española.
Lo que apena es ver que sólo recuerda la verdad de manera pública esta gentuza que gasta banderas con un pollo negro, y que echa de menos al tío Paco.
En la transición se corrió un tupido velo sobre todo lo que se hizo o se deshizo en la guerra, de modo que todos tuvieran cabida y fuera posible una convivencia pacífica (al fin y al cabo, los dos bandos hicieron barbaridades en la contienda).
Desgraciadamente, en los últimos años estamos asistiendo a un absurdo desenterramiento parcial de los hechos de la guerra. Un desenterramiento que glorifica el estado político de la 2ª república y al Frente Popular frente al bando nacional de la guerra («los sublevados»), que al haber acabado en una dictablanda es satanizada por todos los medios de comunicación y corrientes oficiales de opinión. Y digo dictablanda, y no dictadura, porque aunque fue una dictadura de por sí, no puede sino que considerarse dictablanda al compararse con otras dictaduras de derechas existentes en Europa, como la de Hitler o Mussolini.
El Sr. Carrillo nunca ha pedido perdón, ni ha admitido ninguna clase de culpabilidad en aquella masacre de Paracuellos, en la que cientos de presos políticos fueron acribillados y enterrados en cinco fosas comunes durante un supuesto traslado a Valencia… No creo que haya que recordar este hecho ni juzgar a D. Santiago por aquello, ya que no estoy de acuerdo con nada que consista en desempolvar NADA de la guerra civil ni de la república: agua pasada no mueve molino.
Y ciertamente, este nombramiento agita el agua pasada, y sigue mostrando el sectarismo de la Universidad Pública madrileña.
Ah, por favor. Que nadie me llame facha, ni pepero, ni intolerante, porque ni soy fascista (sino demócrata convencido), ni de los hipócritas del PP, y suelo tolerar (es decir: respeto y considero las opiniones de los demás, aunque suelen ser distintas de las mías).