En las últimas semanas, gracias a uno de esos cursos de Forintel para la formación continua de empleados, he descubierto J2EE frente a otras tecnologías. Y ahora me digo ¡claro! ¡Por eso todo el mundo profesional está haciendo cosas en Java!

Y es que «Java» es lo de menos en esta arquitectura (las ventajas que da el lenguaje de portabilidad y ubicuidad pueden lograrse con cualquier otro lenguaje interpretado o compilado just-in-time…) Lo importante de esta arquitectura es todo lo que ya está montado y viene gratis total.

Asociación gratuita entre clases de objetos de negocio y su persistencia, transparencia respecto al despliegue de la aplicación, permitiendo el despliegue de las n-capas en que se divida la aplicación en los servidores que haga falta, incluso paralelizando ciertas capas para soportar más carga…

Lógicamente, todo esto también puede lograrse con otras arquitecturas. Pero en los meses que llevo trabajando para una empresa grande, he visto que J2EE se ha convertido en un estándar de facto en proyectos grandes. Y me ha hecho descubrir que en öSea estaba intentando reinventar la rueda en ciertos aspectos. Afortunadamente no en todos (vamos, que todavía tengo proyecto).

Y sí, creo que voy a emplear la arquitectura J2EE como base para desplegar toda la funcionalidad de desarrollo rápido de aplicaciones en n-capas que pretende suministrar el proyecto öSea.

Y esto sin descuidar en absoluto nada de uno de los requisitos que me he marcado: hacer un sistema abierto capaz de hablar con todo, no sólo con otras aplicaciones J2EE.